PODER PÚBLICO
José Cruz Delgado
Nadie detiene el avance de las fuerzas del crimen organizado en Michoacán ante la inacción del cartel de Alfredo Ramírez Bedolla a quien le llaman gobernador, y que recientemente fue acusado por el padre Goyo de ser el criminal más grande del Estado y jefe de los delincuentes.
Pero fue más allá al señalarlo como más peligroso que los propios delincuentes debido a su capacidad para proteger a criminales y convertir en enemigos a personas de bien.
Ramírez Bedolla intentó hacer un jugoso negocio personal al sugerirles a los productores de limón que contrataran seguridad privada que la misma administración les brindaría cuando es un deber del Estado darles protección.
Michoacán vive un escenario marcado por la violencia y la inseguridad, mientras que el gobernador morenista Ramírez Bedolla y demás integrantes del cartel, muestran indiferencia al asegurar que en la zona productora de limón no existen conflictos y reina la paz y la tranquilidad.
Pero es otra historia lo que cuentan los productores del cítrico, historia marcada por el horror y el sometimiento en el que los tienen los criminales que operan bajo la mirada de los sicarios del bedollato (guardia civil).
Podrán estar las fuerzas federales y estatales pero las extorsiones y cobro de cuotas siguen su curso con normalidad, pues es lógico que los cobradores (extorsionadores) no van andar pasando la charola cobrando la cuota, los criminales tienen el padrón de los productores de limón, domicilio y nombres de sus familiares y saben lo que les puede pasar si dejan de pagar o denuncian.
En otras entregas he comentado que muchos productores, no sólo de la tierra caliente, sino de otras zonas del Estado se ven obligados a dejar sus tierras en el abandono y los delincuentes instalan “tiendas de raya” y elevan los precios ante la falta productos básicos.
Efectivamente, Ramírez Bedolla ha sido señalado por su inacción y por minimizar la gravedad de la situación. A pesar de los reportes y denuncias de los afectados, el gobernador ha insistido en que la seguridad en la región está bajo control y que no hay conflictos significativos que afecten el sector limonero. Sin embargo, las cifras crecientes de violencia y los exorbitantes precios del limón contradicen sus declaraciones.
En un momento en que se requiere una intervención urgente y decidida, la falta de acción del gobernador Ramírez Bedolla pone en riesgo no solo la estabilidad económica de Michoacán, sino también la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos.
La comunidad limonera, que ya enfrenta un panorama desolador, clama por una respuesta contundente que les permita retomar sus actividades y garantizar un precio justo para su producto.
Hasta ahora, la administración de Ramírez Bedolla parece más interesada en mantener una imagen de control y estabilidad que en enfrentar la cruda realidad que asola a Tierra Caliente.
La pregunta que queda en el aire es: ¿Cuánto tiempo más podrán soportar los productores y habitantes de la región antes de que la situación se torne insostenible?
Poner la seguridad de los productores de limón en manos del gobierno es poner la iglesia en manos de Lutero.
Mire usted, hace días, grupos de civiles armados atacaron las poblaciones de El Coire y Santa María Ostula, en la costa de Michoacán, y con rifles de alto poder dispararon al caserío desde los cerros aledaños, originando la reacción del destacamento militar acantonado en el lugar, los que junto con la Guardia Comunal defendieron a la población enfrascándose en un enfrentamiento con los agresores que terminó en la noche de este miércoles.
Fue el martes por la noche que los delincuentes rodearon la población y tomaron posesión de la misma hasta la tarde de este miércoles en que la llegada de tropas militares los hizo huir y fue recuperado el pueblo y la paz del lugar.
Hasta ese grado está la situación de inseguridad, pero para Ramírez Bedolla… ¡Michoacán está en paz!
