Con el bedollato creció la delincuencia

PODER PÚBLICO

José Cruz Delgado

Desde el 1 de octubre del 2021, fecha en que Alfredo Ramírez Bedolla asumió el cargo de gobernador del Estado de Michoacán, la violencia se ha incrementado, el avance del crimen organizado es un secreto a voces y la misma población da cuenta de ello, ni las autoridades federales, estatales o municipales han podido frenarlo y, la misma población denuncia la impunidad con la que los criminales se desplazan de un municipio a otro, tanto por carreteras como caminos rurales.

Desde ese año a la fecha, Michoacán vive una crisis generalizada en materia de seguridad, tal y como lo afirma el presidente del CDE del PRI, Guillermo Valencia Reyes. Los hechos recientes en Zitácuaro donde fueron encontrados los cuerpos de seis personas desmembradas es una muestra de la impunidad con la que se mueven los criminales y la incapacidad de las autoridades de los tres órdenes de gobierno.

Varios hechos violentos han conmocionado a la sociedad michoacana, el último de ellos el secuestro por un comando armado de la ex presidenta municipal de Angamacutiro y regidora de Penjamillo, Maribel Juárez Blanquet, junto a su asistente que a la fecha no han sido localizadas.

Mire usted, el priista afirma que Zitácuaro se está convirtiendo en el epicentro de la violencia de Michoacán, que son ya varios meses de crisis institucional en el que las autoridades están siendo rebasadas por un crimen organizado que parece, o no parece, las desafía. Las desafía con acciones como la de ese municipio, que sin duda, muestran el nivel de terrorismo que buscan generar en la población, porque eso es lo que quieren generar, pánico y terror en la población.

Para el Comisionado de Búsqueda de Personas, Alfredo Tapia Navarrete, hay varias zonas rojas de Michoacán ante personas desaparecidas, pero el llamado corredor de la muerte es la región del Bajío, al tiempo de señalar que factores como movilidad y actividades productivas inciden a la problemática.

Además, la región colinda con Jalisco, uno de los estados con mayor número de desapariciones.

Empero admitió de la complejidad que tiene Michoacán al colindar no sólo con Jalisco sino con Colima y Guanajuato. Dijo que además hay grupos delictivos que se pelean el terreno lo que suma a la desaparición.

Lamentablemente, los gritos de auxilio de la población michoacana no son escuchados por el gobernante en turno ni por la autoridad federal dejándola en estado de indefensión ante los criminales que se han empoderado en la administración bedollista.

No son meses de crisis institucional ni de crisis de inseguridad, son tres años que Michoacán vive en el terror, tres años que los habitantes de municipios son víctimas de actos terroristas, sobre todo en la región de la tierra caliente ante la omisión del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.

En la administración anterior, las y los legisladores de Morena exigían a gritos mayor seguridad para las y los michoacanos y acusaban de todo al entonces gobernador Silvano Aureoles Conejo y hasta pedían su renuncia por su incapacidad para controlar los hechos violentos.

Hoy, pese a las masacres, desapariciones, bloqueos carreteros, enfrentamientos, ejecuciones, cobro descarado de piso, levantones y ataques incendiarios a tiendas de convivencia, guardan silencio, incluso, tienen el cinismo de asegurar que con la llegada de Ramírez Bedolla se ha recuperado el estado de las manos de la delincuencia, cuando los hechos dicen todo lo contrario.
Pero no solo la guardia civil ha sido rebasada por la delincuencia, también la Fiscalía del estado, cuyo titular, Adrián López Solís no ha dado los resultados esperados. Su incapacidad la justifica señalando que hechos como el de Zitácuaro se usan para enviar mensajes a grupos rivales para

generar una situación de horror en la sociedad, de demostración de fuerza del grupo criminal, también como mensaje dirigido a sus propios rivales o con quienes tienen una confrontación por intereses específicos que hay en cada lugar”, dijo.

La pregunta es: ¿qué hace la fiscalía al respecto?

Que fácil es hablar y justificarse ante una sociedad que reclama una seguridad que es incapaz de brindarle.

CIFRAS MAQUILLADAS Y CUENTAS ALEGRES

Con tanta inseguridad, el titular de Seguridad Pública, Juan Carlos Oseguera Cortés, salió con la estupidez que con 116 casos, julio de 2024 fue el mes con menos homicidios dolosos en los últimos seis años, cuando en el año 2018 la incidencia se colocaba hasta en 175 casos por mes y que el estado ocupa el séptimo lugar a nivel nacional en la incidencia de este ilícito, cuya tendencia es a la baja desde el inicio de esta administración, cuando se tenían registros de hasta 260 casos por mes.
Efectivamente, como dije líneas arriba, para el bedollato todo es está bien, y lo peor es que las y y los legisladores que, supuestamente deben velas por los intereses de los michoacanos se hacen de la vista gorda, sobre todo los de Morena.

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