El calor en las campañas
Chistián Gutiérrez*
Hacía varios años que no participaba en una campaña electoral, realizando actividades básicamente en la calle, en el territorio, y esto en razón de la naturaleza del cargo que asumí en la campaña política recién pasada por la alcaldía de Morelia: coordinador de comunicación y marketing político.
Acá en Morelia, Michoacán, me invitó el alcalde Alfonso Martínez a su campaña de reelección, y después de hacer un buen trabajo en equipo se ganó la reelección. El munícipe repetirá en el cargo tres años más y esto además con seguridad lo podrá enfilar a otro puerto: una candidatura a gobernador de la entidad en 2027.
En realidad, esto es sólo contexto, porque de la experiencia vivida en campaña es de lo que deseo reflexionar con ustedes.
Sin duda, el fenómeno de calor que se vivió en los meses de abril y mayo fue algo que no había vivido en el contexto de una campaña política.
El agua potable tuvo que estar presente todo el tiempo y la hidratación de las personas tuvo que ser muy frecuente.
Los recorridos en las calles para tocar puertas y pedir el voto, se hicieron muy pesados, sobre todo por las tardes, a partir de las 16:00 hroras. El calor llegaba de arriba y desde el piso que se calentaba y te generaba la sensación de que las suelas de los tenis o zapatos se derretían.
Los famosos “cruceros” para entregar propaganda y dar la mano a los automovilistas, se hicieron sofocantes por el calor y la sed. Y ¿qué decir de las visitas a la zona rural? Algunos lugares áridos, también marcaron lo que sería una campaña sufrida por el clima.
En fin, ejemplos hay muchos de cómo se padeció el calor. Pero sumado a todo esto, la ausencia de lluvia complicó las cosas. Lo primero, es que sabíamos que los opositores tomarían la ausencia de agua en colonias como narrativa “a modo” para tratar de ganar votos y alimentar el coraje en contra del alcalde que buscaba reelegirse.
Y, por último, lo que marcó más mi experiencia con el calor y la ausencia de agua en esta campaña pasada fue el ver las presas y los vasos de agua prácticamente secos.
Los seres humanos -sumado a la naturaleza- algo hemos estado haciendo mal para que el agua desaparezca y el calor se incremente. Ahora lo pude dimensionar al recorrer la capital del estado. Y esto es algo que la gente que no se involucra en campañas, no logra entender.
En las calles, se sigue viendo gente lavando el frente de sus casas, los vehículos o regando jardines con agua para consumo humano. Esto, solo es un botón de muestra.
Si yo les explicara el nivel de agua que vi en las presas, con seguridad no me creerían porque aún hay gente que tiene la idea de que los recursos naturales del planeta son inagotables, y la ignorancia también nos lleva a la extinción por propia mano.
Los legisladores locales y federales que recién llegarán algo tendrán que hacer para mejorar las cosas. Los poderes ejecutivos federal, estatales y municipales que llegarán, también tendrán que trabajar para revertir las cosas en la medida de lo posible.
Los medios de comunicación también deberíamos asumir una postura proactiva en este tema, y desde luego, los ciudadanos debemos cobrar conciencia de lo que estamos haciendo mal.
La cantidad de basura en las calles, la tala inmoderada, el robo de agua, los cambios de uso de suelo indebidos, los asentamientos ilegales y muchas otras cosas, nos están llevando al precipicio.
El tiempo se agotó. De ahora en adelante yo ya no hablaría de prevención; yo hablaría de “rescate”.
Lo vi, lo viví y lo padecí en campaña.
*El autor es consultor y capacitador, tiene estudios de doctorado en Política, de maestría en Comunicación, de maestría en Neuromarketing, de maestría en Ciencia Política y de licenciatura en Derecho.