¿Qué futuro deseamos los mexicanos?
Gregorio Ortega Molina
*Debemos ser sensatos y saber que el dinero que no produce riqueza tampoco proporciona tranquilidad económica doméstica, sino un placebo a corto plazo que habremos de pagar con menos libertades y más miseria. ¿Cómo queremos despertar el próximo tres de junio, con perspectivas de futuro y como mexicanos libres, o como mascotas de la 4T alimentadas con plásticos del bienestar?
La violencia y los desastres naturales que debieran sacudir la conciencia de los gobernantes, no son motivo de optimismo para el futuro inmediato, y si a ello añadimos la impericia y la desbordada codicia de los que aquí mangonean, ni para donde voltear.
Naturalmente hay opciones, el caso es que todos debemos acometer la parte que nos corresponde y, obvio, unos deben compartir riqueza, otros conocimientos, los más, fuerza laboral con salarios justos y, lo más importante, cumplir con la ley y obedecer, a rajatabla, con el mandato constitucional, que hace mucho ninguno de los gobernantes observa -unos más, otros menos-, tal como lo reconoció Andrés Manuel López Obrador al descocerse y sostener que cuando Arturo Zaldívar Lelo de Larrea fue presidente de la SCJN, el Poder Ejecutivo “intervino” en los asuntos de su interés en materia de administración de justicia. Ámbito en el que la Constitución es precisa.
Debe quedar claro que el dinero que se reparte a través de los plásticos del bienestar, tiene un origen fiscal, que se alimenta de los impuestos que todos debemos pagar, ya sea por transacciones comerciales, inversión, producto del trabajo. Para sostenerse y favorecer a todos, es necesario que la economía crezca y produzca más riqueza, para que atraiga más inversión, se diversifique y se creen más empleos.
¿Tenemos la más remota idea de cuántos miles de millones de pesos repartieron en lo que va del sexenio? ¿Cuánta riqueza se perdió al cancelar el AICM de Texcoco, y al destinar presupuesto a Dos Bocas, Tren Maya? No se produce más petróleo ni se refinan los millones de litros de gasolina que se requieren para mover la economía. Tampoco producimos más energía eléctrica a menor costo. No hay más empleos formales.
¿Cuánto nos cuesta que el sector salud haya dejado de ser medianamente eficaz? ¿Cuánto se pierde en vidas y en creación de riqueza por la enfermedad y porque cerraron el seguro popular para no sustituirlo? ¿Cuánto retraso y durante cuánto tiempo nos costará el desastre educativo? ¿Y la violencia sin fin, el derecho de piso, la extorsión, la trata, los desaparecidos?
Debemos ser sensatos y saber que el dinero que no produce riqueza tampoco proporciona tranquilidad económica doméstica, es un placebo a corto plazo que habremos de pagar con menos libertades y más miseria. ¿Cómo queremos despertar el próximo tres de junio, con perspectivas de futuro y como mexicanos libres, o como mascotas de la 4T alimentadas con plásticos del bienestar?
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