Yo Campesino

Recuperar NAIM

  • Habrá empresarios listos a invertir si Xóchitl retoma proyecto. Detonaría economía

Miguel A. Rocha Valencia

Pareciera que pasó de noche, pero la posibilidad de que se retome el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, sería una de las decisiones más trascendentales que tomaría Xóchitl Gálvez Ruiz en caso de llegar a la Presidencia de la República.

Un proyecto de esa envergadura atraería inversiones multimillonarias, generaría millares de empleos de buen nivel y proyectaría al país a nivel internacional. Sería un detonador económico-financiero en momento en que en todo el mundo se apuesta por estructuras aeronavales de esa magnitud.

Y además de generar desarrollo en la zona de influencia en un corredor sin interrupciones en materia de servicios turísticos y de negocios, eliminaría de un plumazo el mantenimiento cada vez más costoso del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, así como el subsidio que se le asignó de por vida al incosteable de Santa Lucía que podría quedar sólo como una terminal alterna, en su justo nivel.

Las instalaciones del NAIM darían cabida a todas las posiciones necesarias sin necesidad de descensos o ascensos remotos, facilitaría la instalación de las bases de mantenimiento y los hangares de resguardo de naves.

Independientemente de la posibilidad de operaciones simultáneas de despegue y aterrizaje con sus pistas, el NAIM se convertiría en el hub más atractivo en Latinoamérica y desde luego que quitaría clientela a los aeropuertos ubicados al sur de Estados Unidos y al de Panamá. Recordemos que los más felices con la cancelación del aeródromo mexicano fueron los operadores estadunidenses.

Incluso la advertencia de la candidata opositora de que para retomarlo sería necesaria la participación de capital privado quedó de más pues el NAIM tuvo esa virtud, su financiamiento no fue con cargo a presupuesto, contrario a lo ocurrido con el de Santa Lucía, el cual seguimos pagando.

De hecho si los mexicanos pagamos por la cancelación del NAIM es a consecuencia de la caprichosa cancelación decretada por el mesías tropical y su gobierno tuvo que asumir la deuda y por cierto, se quedó con la “polla” generada por la captación de inversionistas con la llamada Fibra Verde que alcanzó los seis mil millones de dólares, de los cuales pagó mil 200 millones y el resto lo desvió a donde se le dio la gana a costa de los ingresos del AICM de cuyo TUA se pagan a razón de 200 millones anuales.

El caso es que si el gobierno próximo decide retomar el proyecto, será ganar ganar, no tiene una sola arista de pérdida ya que se recuperarán no sólo inversiones y confianza, será un mensaje a la comunidad internacional en el sentido de que en México se respeta el Estado de Derecho y con ello convenios y contratos. Eso es lo más valioso y fue lo que se perdió con la cancelación.

Tendríamos un aeropuerto a la altura de los tiempos y con la categoría que merecemos los mexicanos; se suprimirían problemas de conectividad nacional e internacional, se cancelarían instalaciones decrépitas y saturadas, lo mismo que el subsidio a algo que nunca va a funcionar simultáneamente debido a los conflictos de aeronavegabilidad.

En suma daría la aeronáutica mexicana un gran salto en su categoría mundial y con ello detonaría diversos rubros incluyendo la construcción con hotelería y servicios turísticos; se eliminarían problemas de la contaminación en el Valle de México incluyendo el tema del agua.
Inversionistas, llegarían de todas partes.

Y del nacionalismo de que tanta habla la chachalaca tabasqueña, no hay problema, el proyecto de Fernando Romero y Norman Foster, ganador del premio Global Architecture & Design Awards, entregado por la organización Rethinking The Future, incluye todos los símbolos de nuestra cultura combinados con el modernismo y el aspiracionismo de los mexicanos.

Ahí está el terreno, aún existen los caminos; las comunicaciones están a la mano y sobre todo el interés de empresarios como se manifestó durante la reunión de la hidalguense con la gente de Citi Banamex que de alguna forma manifiesta su rechazo a la política del tlatoani de Macuspana.

Retomar el proyecto no tendría pérdida, sería tal vez el detonante de una era positiva dentro de todo lo destruido que dejará el caudillo de Tepetitán. No sería necesario meter dinero presupuestal y en cambio permitiría sacar al descubierto los latrocinios cometidos con su cancelación, desde el robo de más de 90 mil toneladas de acero hasta los dineros entregados para el de Santa Lucía.

Pasarían desde luego por toda la corrupción que hay en medio donde los hijos el sumo sacerdote de Palacio Nacional están metidos hasta el cuello. NO se trataría de revanchas sino simplemente de ajustar cuentas del dinero de los mexicanos.

Por cierto, una pregunta: ¿Dónde se irían a vivir los hijos del profeta de la 4T en caso de que la corcholata pierda?

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