Riqueza nacional dilapidada

*La Bota, ganona del Presupuesto 2024

Luis Repper Jaramillo*

lrepperjaramillo@gmail.com

Riqueza de la Nación, es el conjunto de bienes naturales, humanos, económicos con que cuenta México para satisfacer las necesidades y urgencias de la población. Es el volumen de producción total, que incluye construcciones, maquinaria e infraestructura. Capital natural constituido por la tierra, bosques, fauna marina, minerales, energía. Sociedad, habitantes (productivos) y activos externos.
El tesoro del país no es personal, político, partidista, grupal, coyuntural. Pertenece a los habitantes, quienes con su trabajo, aportaciones, impuestos, etc. enriquecen la hacienda pública, que es administrada, coordinada y distribuida por el gobierno sexenal, a través de planes y programas gubernamentales, ministrados a través del Poder Legislativo (diputados y senadores) de acuerdo a las prioridades y necesidades del Estado, es decir entidades federativas, territorio, población.
Sin embargo, y por desgracia, nuestro sistema de gobierno es partidista y presidencial, que resulta ser de alto riesgo, porque políticos y partidos, confunden poder y gobierno como partidista, personal/grupal/tribal.
El riesgo, como digo, creer que llegando al Poder Ejecutivo, es apropiarse y usurpar la hacienda de acuerdo a sus intereses personal, políticos, de grupo y partido. Ignorando que la riqueza debe ser repartida equitativa, apartidista, democrática y socialmente responsable, que resuelva el estatus social, necesidades de la Nación, infraestructura, y sobre todo elevar la calidad de vida de su población.
¿Cómo? Garantizando seguridad, salud, educación, oportunidades de empleo, vivienda digna, diversión, solas, esparcimiento, servicios públicos de calidad. Esto se daría (que debe ser, se da, pero no es el caso de México) con gobiernos honestos, honrados, probos, responsables, éticos, morales, justos, democráticos. Para eso se da la Protesta de Ley, ante la Nación, el Estado de Derecho, la ciudadanía, cuando cada 6 años, el candidato ganador, desde la máxima tribuna política del país: el Congreso de la Unión –diputados y senadores- y Poder Judicial, promete “cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes que de ella emanen”… que lo obliga a cumplir su palabra, que en Andrés Manuel, no aplica, por su perversa intención de imponer la dictadura al México que democráticamente le dio oportunidad de gobernar.
Con su triunfo, aquel 1 de julio de 2018, López Obrador (se frotó las manos), maquinó que una vez en el Poder, el dinero, la política y al país lo manejaría a su antojo. No llegó a Palacio Nacional a gobernar. Sentarse en la Silla del Águila fue la gran oportunidad para castigar a los mexicanos y a la nación, pues estaba molesto, enfadado porque en 2006 y 2012, según él, no lo apoyamos en su terquedad de defender sus “triunfos” ante Felipe Calderón (PAN) y Enrique Peña (PRI) de los que se sintió despojado, abandonado, incomprendido.
Por eso, su campaña electorera de 2018 fue de mentiras, falacias, compromisos (que no cumpliría). Explotó lo que los mexicanos queríamos escuchar: “primero los pobres” y “acabaré con la corrupción”. 5 años después, ni una ni otra se cumplieron. Todos conocemos la historia.

Lo dije en mi entrega anterior en este espacio, la perversión de Andrés Manuel es el poder y el dinero. Hoy tiene ambos, pero malditamente utilizados.
Me centro en el dinero. Después de dejar en 2005 la Jefatura de Gobierno del DF, para buscar al año siguiente por el PRD la presidencia del país, López Obrador, dejó de trabajar y vivir junto con sus huevones hijos José Ramón, Andrés Manuel, Gonzalo Alfonso y Jesús Ernesto, de dádivas, limosnas, “entres”, patrocinios, que le daban funcionarios del GDF, diputados, senadores, gobernadores, funcionarios públicos del Sol Azteca, lo que permitió, durante 12 años, vivir de donaciones que le permitieron viajar varias veces por el país, salir al extranjero, financiar los “estudios” de sus inútiles vástagos, ¡vivir la vida! hasta que sus benefactores se hartaron y cansaron de mantener parásitos.
Tras 3 intentos por lograrlo, en 2018 cumple su deseo y frotándose las manos, confunde administrar la riqueza nacional con dilapidar los dineros públicos en intereses personales, parentales, partidista, tribales.
Inventó obras faraónicas para gastar la hacienda pública. Perdió la dimensión de su estupidez, en construcciones difíciles de auditar, sobre todo el desvió, fraudes, dolos, utilizando “yo tengo otros datos”, omitiendo comprobación de uso, ordenados por la Auditoría Superior de la Federación, denuncia en medios de información dignos; sabedor de que en “México pasa todo… y no pasa nada”, siempre queda impune, libre, impoluto.
Para lavar sus tranzas, creó una dependencia tapadera que le maneja el dinero hurtado, bajo la peregrina simulación de programas sociales. Se sacó de la manga la Secretaría del Bienestar, que a través de dádivas, limosnas, migajas, miserias, compra de conciencias, de votos, adulaciones, aplausos, vivas, sumisión, entrega, etc. a “beneficiarios”: becas, pensión de adultos mayores, jóvenes construyendo el futuro, sembrando vida, becas para el bienestar “Benito Juárez”, etc. que le acerca a la gente con interés electorero, como el caso de la lagartija pestilente, Claudia Sheinbaum, quien durante 5 años realiza campaña para suplir a Andrés Manuel. Ninguna instancia federal ha detenido, investigado, sancionado a la ladrona, que robar recursos públicos desde el Gobierno de la CDMX, de Palacio Nacional y no pasa nada.
Nuestra riqueza nacional (dinero) a lo largo de 5 años ha sido dilapidada en campañas electoreras de Morena y Claudia Sheinbaum, en Tren Maya, Refinería Dos Bocas, Central Avionera Felipe Ángeles, Corredor Transistmico de Tehuantepec, que por “decretazo” (robo) despojó (con toda su infraestructura y derecho de vía) a empresario mexicano, que se conformó con algunos millones de pesos y dejó en manos de la T4a, un pedazo de tierra que por ley tenía concesionado.
Además, con dinero público, en su natal Tabasco, el Peje “compró” y rehabilitó un viejo estadio de beisbol. En enero de 2011, a través de la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano, gastó (sustrajo) en el antiguo coloso beisbolero “Guacamayas”, de Palenque, Chiapas, 89 millones de pesos (del erario federal) para satisfacer el gusto y petición de su hermano Pío López Obrador (de negro y corrupto historial) de rescatar el inmueble que fundó y administra Pío. Nepotismo, despojo a la Nación, fraude.

No complacido con dilapidar ese dinero en Tabasco, López no se conformó y con dinero oficial adquirió en 500 millones de nuestros pesos, uno más, en Hermosillo, Sonora. Lo justificó aduciendo que ahí se crearía la Academia de beisbol “Héctor Espino” “en donde se espera que los jóvenes de Sonora se formen en el deporte y en lo académico”, Causalmente, Andrés sacó de las arcas federales 500 millones de pesos llevados al Estado que gobierna su lacayo morenista Alfonso Durazo, fracasado Secretario de Seguridad Pública Federal.
Dinero, dinero, dinero perdido en bagatelas, por un capricho del merodeador de PN, que no trae beneficios a la generalidad de la nación, como una presa, una carretera, una verdadera universidad (no como sus fracasados 100 campus patito, que ningún profesionistas ha egresado), escuelas, hospitales, deportivos. No, sólo sus humoradas, para avergonzar a la población.
El dinero y poder de la Nación, Andrés Manuel lo prostituye obsequiando a la Bota Militar billones de pesos en efectivo y en especie. Al feudo de Luis Crescencio Sandoval, General Secretario de la Defensa, a lo largo de estos 5 años, lo ha beneficiado con los presupuestos más elevados del gabinete (¿para qué, si somos un país pacifista que no requiere compra de armamento sofisticado?) Tan sólo para 2024, a la SEDENA se le asignaron 259 mil millones de pesos, cantidad jamás otorgada a militares. En contraste la Armada de México (Marina) sólo recibirá 72 mil millones. La Guardia Nacional 70 mil millones. Aún más, a la ineficiente Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, de la inepta Rosa Icela Rodríguez, López Obrador, se pasó, dispuso asignarle 105 mil 839 millones de pesos; ¿para qué, si no ha contenido o eliminado a la delincuencia organizada, menos a los carteles que asolan al país?. Por cierto, Rosa Icela, a octubre de 2023 ya se acumulan 171 mil 279 homicidios dolosos… y contando, Así te premia López con presupuesto insultante.
Es decir, en una Nación de paz, Andrés Manuel, muuuy “generoso” con la Bota Militar, le da 506 mil 839 millones de pesos. ¿Cómo, para qué?
Pero al devastado Acapulco y municipios arrasados por Otis, los diputados de Morena, PT, Partido Verde -larvas lopezobradoristas, no asignaron presupuesto, ni un peso, para damnificados y reconstrucción del puerto. ¡¡Fueron mezquinos, miserables!!
Pero no sólo la SEDENA obtuvo el mayor presupuesto del gobierno, sino que Andrés les obsequió por “decretazos” una línea aérea que se denominará Mexicana de Aviación (mismo nombre a la que con dinero público, López compró a la otrora empresa insignia de la aviación privada). Para completar el consentimiento, el Peje “donó” a la Bota Militar 15 aeropuertos a lo largo del país, encabezados por la Central Avionera Felipe Ángeles, en terrenos de la Base Aérea Militar de Santa Lucía. La renta de sus operaciones serán enteramente para la SEDENA, no para beneficio público, social, popular, pese a que fueron solventadas con dinero de nuestros impuestos. No tendremos esos beneficios.
¡¡Y qué les digo!! La asignación, construcción, operación y ganancias del Tren Maya será administrada, rentas y ganancias para la mochila de Luis Crescencio Sandoval, “jefe de jefes” (en todos sentidos) de la Bota Militar. ¿O será prestanombres de YSQ?… El tiempo nos dirá.

*Colaborador de los Grupos Editoriales Digitales bajosello.org, endirecto.mx, lagacetametropolitana.com.mx, algrano.mx, entresemana.mx, metropolihoy.com

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