Orlando Daniel Hernández
La Muerte no perdona ni el Día de Ánimas, con lágrimas y dolor esté 2 de noviembre un joven llegó a su última morada.
La carroza se abrió paso entre la multitud que busca ingresar al Panteón Municipal.
Detrás del cortejo fúnebre los familiares del joven volteaban a todos lados como buscando encontrar una imagen de aliento.
Así son las cosas, señaló una vendedora de flores, que le bajista hacer.
La muerte no perdona aún en estás fechas.
Mientras al interior del camposanto Municipal con orden se hace la entrada.
Personal de seguridad privada y del área de inspectores revisan bolsos de mujeres y hombres.
La razón evitar la entrada de bebidas alcohólicas.
Al medio día al Panteón siguen ingresando familias enteras a visitar a sus deudos.
En algunas tumbas el sonar de música de banda y de grupos norteños no cesa.
Las notas musicales de canciones como Porque Te Fuiste y Madrecita Querida, arrancan lágrimas y suspiros.
También hay corridos pesados.
Mientras que al pie de las tumbas otros comparten el pan y la sal, escuchan música de la radio y platican anécdotas familiares.
En algunos pasillos se dejan sentir las lágrimas de jóvenes madres que en algún momento perdieron a su hijos.
Mientras acaba el Día de Muertos en el mundo de los vivos la música, el festejo y el ambiente sigue.