El suicidio de Salvador Allende modificó el proyecto sucesorio de Luis Echeverría
Gregorio Ortega Molina
*¿Qué se perdió en México con la llegada de José López Portillo al poder, con el desbordamiento de Rubén Zuno Arce como antecedente de Miguel Ángel Félix Gallardo y lo que después se nos vino encima como un quinto poder, el económico del dinero negro de los narcotraficantes?
Error refugiarse en la nostalgia por esos muertos políticos que fueron foco de esperanza, para su nación y también para otras. Más que dolernos por los 50 años transcurridos desde que la actitud de los milites obligo a Salvador Allende a un necesario y decoroso suicidio, para evitar el destino de Víctor Jara, debemos indagar qué tanto incidió en la actitud de los gobernantes de América Latina, y en los supuestos proyectos de emancipación.
Con el asalto a La Moneda, se inició el acoso económico e ideológico a dos propuestas políticas que aspiraron a modificar la organización bipolar del mundo: los llamados países emergentes, y la peregrina idea de que existía un Tercer Mundo. Las botas de Augusto Pinochet cubrieron con su eco cualquier deseo de “reparación” por parte de los barones del dinero y los jerarcas políticos, a los países menos favorecidos, tanto por ser sujetos de expoliación como por el efecto de los corruptos gobernantes en sus economías internas.
De entrada, se fortaleció la presencia de la DEA, creció la Operación Cóndor y la lucha antidrogas fue el pretexto perfecto para anular la Alianza para el Progreso, e inmiscuirse en los asuntos internos de las naciones.
Si el proyecto de nación en México continuaba inspirado -a pesar de sus desviaciones y flaquezas- en la Constitución de 1917, la manera en que determinaron en Washington acabar con el sueño de Las Alamedas de Salvador Allende, incidió directamente en lo que Luis Echeverría tenía como proyecto de continuidad “revolucionaria”, en la que definitivamente no se incluía a su amigo de juventud, José López Portillo. ¿Mario Moya Palencia, Porfirio Muñoz Ledo?
El proyecto de sucesión en la mente de Luis Echeverría fue modificado con la muerte de Salvador Allende. Dado lo que había sido su gobierno hasta esa fecha, y debido a los acuerdos logrados con las organizaciones obreras y el apoyo masivo de esas corporaciones a su discurso y su acción, lo lógico fue suponer que el joven secretario de Trabajo y Previsión Social (absolutamente distinto de lo que fue Luisa María Alcalde) fue su candidato in pectore.
¿Qué se perdió en México con la llegada de José López Portillo al poder, con el desbordamiento de Rubén Zuno Arce como antecedente de Miguel Ángel Félix Gallardo y lo que después se nos vino encima como un quinto poder, el económico del dinero negro de los narcotraficantes?
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