Xóchitl debe aprender a cerrar la boca, o será copia fiel de su némesis
Gregorio Ortega Molina
*Queremos que nos regrese el respeto a la ley y la Constitución, lo que no se logra con el blablablá de las mañaneras, sino con el ejemplo que el presidente de la República no quiso imponer, pues muchos mexicanos sí creemos que la ley es la ley, y no nos la pasamos por el arco del triunfo
El silencio, para apreciarlo en su verdadera dimensión y fuerza, debe ser oportuno, porque de lo contrario se manifestará como una estridente y ruidosa ignorancia.
Por el contrario, hablar de manera incesante y al menos cinco días por semana, durante tres horas o más, se transforma en un ejercicio de la imposición de una verdad inexistente, sin otros datos a corroborar además de los que el que manda suelta a diestra y siniestra, con el propósito de marear al más pintado y comprometer la voluntad de esos fieles que todo lo soportan, incluso la humillación de escucharlo sin detenerse a orinar.
Xóchitl Gálvez, quien se esfuerza por ser prudente, cometió ya deslices verbales, al servirse del nombre de Felipe Calderón como paradigma para combatir el narcotráfico y la violencia. Las balas, como tampoco los abrazos, son la solución, dado el tamaño del problema y el modo en que la delincuencia organizada manifiesta su poder armado. ¿Son ya una narco-guerrilla?
También supone, doña Xóchitl, que quienes todos los que la escuchamos tenemos similares conocimientos y cultura de lo que sucede en el país. Cuando propuso cerrar las micheladas, se refería a las “chelerías”; cuando puntualizó que los mexicanos del sur trabajan menos horas, debió aclarar que es debido al clima, que inician labores a las seis de la mañana, y suspenden a las 12 del mediodía, cuando el calor dobla las voluntades. Procurarán tergiversar todo lo que salga de su boca.
Supongo que la senadora Gálvez sabe responder al peligro de la delincuencia organizada, pues fue delegada en Miguel Hidalgo, donde también se manifiesta el daño de la violencia a través de la prostitución, los robos, la extorsión, y, hay que reconocerlo, el narcotráfico, pues es en los bares, antros y restaurantes de lujo donde se infiltran para vender drogas, lo mismo suaves, como los carrujos de mota, que las duras, como la coca y la heroína. ¿Cómo mantenerlos al margen sin que truenen los negocios?
Imposible saber cuál es el futuro inmediato de Xóchitl Gálvez, porque si resulta la abanderada de la oposición, el camino por recorrer será largo, más largo de lo que ella cree, a pesar de que en el calendario sume unas cuantas semanas, unos pocos meses… y sus oportunidades de guardar silencio se presentarán con más frecuencia, pues el don de la palabra, que lo tiene, ha de dosificarlo, para únicamente decir lo que los mexicanos necesitamos escuchar para elegirla, o rechazarla.
Queremos que nos regrese el respeto a la ley y la Constitución, lo que no se logra con el blablablá de las mañaneras, sino con el ejemplo que el presidente de la República no quiso imponer, pues muchos mexicanos sí creemos que la ley es la ley, y no nos la pasamos por el arco del triunfo.
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