AMBIGÚ

  • Xóchitl: aspiracionismo; AMLO: mediocridad y conformismo
  • Cero compañerismo de los otros aspirantes del FAM

Martha Elba Torres Martínez

Tan agresión, tanta violencia verbal y persecución política, lo único que confirma es la ansiedad del presidente López Obrador por no tener de su lado a una Xóchitl Gálvez.

El 5 de julio, su ideólogo Epigmenio Ibarra, en el noticiero de Ciro Gómez, lo proyectó: “si vienes de la izquierda, de la liga obrera marxista y lo reconozco, te pregunto, si eres una mujer con origen de izquierda, si eres tan apegada a las causas populares, ¿qué haces ahí (en la oposición)?

Un FODA, sin entrar a fondo, expone dos grandes fortalezas de la senadora de la República que quisiera en su “favorita”: historia de vida y personalidad propia. Mientras Xóchitl es carismática, extrovertida, graciosa y arrojada, Claudita proviene de una buena familia judía, pero quiere verse como AMLO en faldas y cola de caballo.

Alguna vez me contaron que López Obrador es tan mal hablado, como esta columnista y un montón; parte de nuestro mexicanismo. Entonces me lo imagino:

¡No! ¡Son tiznaderas! ¡Cómo sale ahora una tamalera con que se vale aspirar!

Cinco años domesticando a los pobres, clavarles en el cerebro el conformismo. “Si ya tenemos zapatos ¿para qué más? -aunque él usa unos Church´s de casi 20 mil pesos-; si ya tenemos ropa indispensable -sus trajes Hugo Boss-, solo eso; si se puede tener un vehículo modesto para el traslado -el Jetta fue un ardid, su camioneta, arriba del millón y medio de pesos- ¿por qué el lujo?”. Eso es del conservadurismo, de fifís.

Que la india pobre y su historia de superación personal y profesional… ¡no! Tenemos que acabar con eso, porque el mal ejemplo ¡cunde! Pero Xóchitl siempre ha estado aquí y así, como es, con sus huipiles, lépera, disruptiva y respondona, estos últimos 23 años en que apareció por primera vez en el escenario político como comisionada nacional para los pueblos indígenas en el gobierno de Vicente Fox.

Desde entonces, fue jefa delegacional en la Miguel Hidalgo, candidata a gobernadora de Hidalgo y perdió, empresaria reconocida y senadora. Nadie la veía como eventual candidata presidencial; ni ella misma. Hasta que el Presidente, nada más por tiznar, la destapó y todos los ojos sobre ella.

Su origen -otomí mestiza- en pobreza, que tuvo que vender gelatinas y tamales para aportar al gasto familiar, la beca para estudiar ingeniería en sistemas computacionales y Robótica; formar su propia familia y su empresa, cumplir sus sueños, es lo primero que el Presidente quiere destruir para que sus simpatizantes de la 4T no piensen que puede haber mucho más que la dádiva bimestral.

“Sí vendía gelatinas; sí nací en Tepatepec; sí llegué a vivir aquí a un cuarto de lámina para convertirme en ingeniera; sí empecé mi empresa pidiendo fiado un plotter y dos computadoras a LP Ventas, a Pairo que me hizo firmar 12 pagarés, pero me vendió el plotter y se lo pagué y ahí nació High Tech; y en dos años me convertí en la empresaria del año. ¡Qué coraje le da! Él no sabe que me daban las cuatro de la mañana acabando proyectos con mi hija dormida debajo de mi escritorio, él no conoce cuál es mi historia y cómo he tenido que enfrentar la vida muchas veces contra viento y marea”, dijo Xóchitl esta semana a Política Expansión.

Entonces, la cultura del aspiracionismo, que ha llevado a tantas naciones europeas a consolidar su desarrollo, generar millones de empleos en el planeta y expandir economías locales, es lo que puede despertar el Frente Amplio por México, con Xóchitl Gálvez como candidata presidencial.

Enfrente esta la cultura de la mediocridad y el conformismo que ha sembrado AMLO: “Las personas de clases medias son “aspiracionistas sin escrúpulos morales; son individualistas, le dan la espalda al prójimo”, viene diciendo desde junio del 2021, cuando diez millones de sus votantes clasemedieros en 2018, le dieron la espalda.

Tiznaderas, esas. La clase media mexicana es solidaria a más no poder y se ha demostrado siempre, cada vez que nos viene una calamidad o desastres; en los sismos, en colectas y donaciones, vaquitas para que alguien pueda operarse. Decir que son malos los clasemedieros es tanto como decir que los pobres son criminales, y esa es la mayor estupidez en que ha incurrido López Obrador.

Hasta agosto próximo, el Coneval dará a conocer el reporte sobre pobreza 2022; en el más reciente (2020), los mexicanos en esa condición y ya con programas sociales, era de 55 millones, las clases medias y con estabilidad laboral, representaban 47 millones, de acuerdo a la medición del Inegi en 2021. Con que las cifras se invirtieran estaríamos de gane. Pero ese no es el propósito de la política social de López Obrador, sino la rentabilidad electoral. Amor con amor se paga, machacan los spots de Morena en la radio para que no se olvide.

Comparto la visión del senador Germán Martínez que no hay mejor candidatura que la de Xóchitl Gálvez para enfrentar al presidente López Obrador, que es quien realmente está en la contienda del 2024.

Nadie se traga el cuento de los otros aspirantes del Frente, de que no declinan a favor de la hidalguense para no deslegitimar el proceso de selección ¡pamplinas! No permean en la sociedad civil y así lo reflejan todas las encuestas que los ubican muy abajo. Lo más desagradable es que ninguno ha mostrado una pizca de empatía con Gálvez, ante las madrizas de AMLO y sus sicarios políticos; solo los ciudadanos la defienden.

La agresión inusitada, sin precedentes, desde Palacio Nacional contra una opositora, desde luego que encuadra en violencia política de género: Epigmenio Ibarra la calificó de “tonta útil” y Gabriel García “botarga corrupta” en clara alusión a su complexión. No miento. Se puede constatar en las granjas de bots que opera Morena, donde no la bajan de gorda, estúpida y panzona.

Pero el tema, es que Gálvez Ruiz está en toda conversación pública y privada. Y AMLO censurando que se hable de ella. Pues entonces que cierre la bocota con todo y su sección “no lo digo yo”…

                    *

Pero no. Quiere estar en la campaña presidencial y para eso le crearon la sección en la “mañanera” de “no lo digo yo” y seguir tundiendo a la oposición como si no hubiera asuntos más importantes que atender. Se estreno con Vicente Fox, que también anda de hocicón; añoranzas de sus botas texanas para aplastar víboras prietas y tepocatas.

A lo que voy, es cómo le hará el INE para regular los procesos internos del Frente opositor y del bloque oficialista, que seamos claros, se anticiparon y salieron del marco legal por culpa del Presidente que desde julio de 2021, decidió adelantar tres años, la sucesión. Como cabeza del Instituto, Lorenzo Córdova quiso mantener a raya a la 4T y así le fue. El Tribunal Electoral, timorato como siempre. Que miedo le tienen los magistrados a AMLO.

Por eso no sorprendió la postura de la magistrada Janine Otálora Malassis, que proponía cancelar el proceso interno del FAM por constituir un “fraude a la ley” ya que realmente está en elección –según su argumento– de la persona que será candidata presidencial de PRI, PAN y PRD.

¿Y las “corcholatas” no? Si andan en todos los estados tomando café con galletitas. Curiosamente, fue la misma magistrada la que propuso validar el 11 de julio, por cuatro votos a favor y tres en contra, los recorridos y eventos públicos de los aspirantes de Morena, por ser un mecanismo de autoorganización partidista y no era posible suspenderlo.

A ver. ¿Entonces es fraude lo que hace la oposición y no es fraude lo que hace Morena con los 900 espectaculares, acarreos y gasto sin control alguno?

Cupo la congruencia en tres magistrados con el voto de calidad del presidente, Reyes Rodríguez Mondragón, y se ordenó al INE emitir lineamientos para regular ambos procesos que deberán estar listos para el martes próximo.

Entre estos criterios, resaltan los relativos a que ningún servidor público -el Presidente- podrá participar ni usar recursos públicos y la propaganda gubernamental para posicionar partidos o personas; tampoco estará permitido el uso de recursos públicos y por tanto está prohibida la intervención de personas servidoras públicas en cualquier medida, que pudiera implicar una vulneración a los principios de imparcialidad y equidad en la contienda, incluyendo la capitalización de su nombre -AMLO-, imagen o cualquier forma análoga de representación.

Así las cosas, ni con el “no lo digo yo” la podría librar porque lo hace desde la “mañanera” que ya es un bien público y usa a todo el personal que la trasmite. Pero le vale madres, el INE y el Tribunal Electoral. Ya lo verán…

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