López aspiracioncita
Las preguntas que no tienen respuesta
son las que determinan
las posibilidades del ser humano,
son las que trazan las fronteras
de la existencia del hombre.
Milan Kundera
Arturo Suárez Ramírez/@arturosuarez
Los tiempos son implacables en aquello de la política y el ejercicio del poder. Según las viejas liturgias que muchas se mantienen, el último año del presidente es el de la soledad, poco a poco sufre el abandono mientras se disputan la sucesión presidencial y él va perdiendo gas conforme se acerca la fecha de la elección, después de eso no hay nada que hacer más que esperar para pasar la banda presidencial.
López ya lo está experimentando, pero a diferencia de los otros, éste ha abandonado el ejercicio de gobernar, que no el poder, y se ha entretenido como jefe de campaña de sus “corcholatas” y las de enfrente.
Así va el sexenio, entre rabietas matutinas por los cuestionamientos de los reporteros que ponen en entredicho sus resultados, sus obras y la corrupción imperante como en Segalmex a los que responde furioso “de qué medio eres”, “tu medio siempre ha estado en nuestra contra”, se le traba la quijada y levanta las cejas en señal inequívoca de que está iracundo, sobre todo cuando se le pregunta por Xóchitl Gálvez que de alguna manera él y nada más que él la impulsó y que contrasta con el desastre que está resultando la campaña de Claudia Sheinbaum, eso lo pone mal.
Luego de cinco años de repetir que todos están en su contra y son campañas de desprestigio ese dicho ya no convence más que a los suyos, pero buena parte de aquellos 30 millones que lo llevaron a Palacio Nacional se han desencantado.
Aunque como el Pejelagarto suele ser el rey del relativismo alude a que los “medios de manipulación” hacen su trabajo con las clases medias adormiladas, mientras que los despiertos son más porque se informan con la verdad y la objetividad que priva en “la mañanera” que se ha convertido en un medio de adoctrinamiento, de reafirmación para sus seguidores duros.
Aquí se lo dije, López Obrador es un presidente que se pelea con su sombra, más allá de la historia de Xóchitl Gálvez, al tabasqueño le incomoda que la gente tenga aspiraciones de cualquier cosa, en cualquier rubro pues en un país como México estas son legítimas, faltaba más pedirles permiso a los políticos y gobernantes que solo son un componente del país que afortunadamente es más grande que el PRI, el PAN y Morena.
De aspiraciones está conformada gran parte de la historia, ahí está Benito Juárez que no se conformó con lo que la sociedad de la época le dictaba y llegó a la presidencia, Miguel Hidalgo y Morelos buscaban mejores condiciones para los criollos y de paso para los otros y podríamos llenar hojas y hojas con ejemplos.
Lo que realmente le incomoda a López es lo que les molesta a todos los “tiranitos”, es decir que la gente lo cuestione, que no dicte hasta lo que se debe ganar, vestir y comportar, que no se le agradezca por hacer su trabajo que a sus ojos es magnífico, aunque los pobres han crecido, los muertos por la violencia se cuentan por miles y el sistema de salud es un desastre como lo dan cuenta las protestas de médicos.
La historia de López Obrador es aspiracionista de origen y no puede ser contada de otra manera, de lo que se trata es de retorcer la historia para imponer su narrativa, pero todos los días hay mujeres y hombres alejados de la politiquería y se van a trabajar, a estudiar, a emprender para sacar a sus familias adelante, generan empleos, riqueza e impuestos que se aplican hasta en caprichos, que no están esperando a que López resuelva la situación.
De nuevo el presidente se pelea con las clases medias y eso en el pasado le dejó perder nueve alcaldías, curules en San Lázaro y en el Congreso de la Ciudad de México, esa que le dio la oportunidad de ser jefe de Gobierno aun cuando incumplía el requisito de residencia, la ciudad que le dio todo apoyado de esa clase media a la que hoy le reprocha puede ser la que le quite la posibilidad de que su 4T tenga continuidad… pero mejor ahí la dejamos.
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Hasta la próxima.