El tirano doblegó al indigno Monreal, ¿hará lo mismo con Marcelo?
Jorge Hidalgo Lugo
Acostumbrado como está a que todos sus vasallos se inclinen a su paso y obedezcan ciegamente el mínimo capricho que surja de su desquiciada mente, Andrés Manuel López Obrador ha comenzado a percibir que su dedo elector a favor de Claudias Sheinbaum, no será aceptado en automático por la jauría domesticada que cree tener a su alrededor.
Los lances de Marcelo Ebrard Casaubón, dejan ver que no está dispuesto a prestarse a la jugarreta presidencial que se fragua desde las catacumbas de Palacio Nacional, para simular un ejercicio democrático a través de la encuesta promiscuamente diseñada para favorecer a la actual Jefa de Gobierno, tristemente célebre por su ineficacia para asumir responsabilidades y llevar a buen puerto a sus gobernados. De eso hay excesivos ejemplos en la derruida Ciudad de México, fragmentada y con incierto rumbo político.
La anticipada sucesión presidencial que comenzó de manera perversa a mediados del 2022, ha dejado ya en el camino a un indigno y sumiso Ricardo Monreal quien luego de ser domesticado con los contratos multimillonarios a favor de su hija y demás familiares que fungen como auténticos caciques en el Estado de Zacatecas hoy dominado por los narcoaliados.
Filtraciones orquestadas desde Palacio Nacional fueron más que suficientes para que el líder de la bancada de Morena en el Senado, asumiera su tragicómico papel de perro apaleado, una vez que el amo López Obrador autorizó se dieran a conocer que una empresa en la que es socia la hija del senador Ricardo Monreal ha obtenido 36 millones de pesos en contratos en la actual administración federal.
Y que la mayoría de dichos contratos otorgados por la Secretaría de Bienestar en Zacatecas, a cargo de una hermana del propio líder senatorial, suman 3.2 millones de pesos mismos que fueron otorgados sin licitar; otros 27.8 millones por parte del IMSS y 5.1 millones más a través de la SCT.
Entendible entonces que con ese apretón en la entrepierna al audaz zacatecano que había dado muestras de rebeldía, lo hayan obligado a decir lo impensable para muchos de sus seguidores dentro y fuera de Morena, sobre todo si como se especula, que lo ventilado es sólo la punta del iceberg de todo lo que el clan Monreal ha timbrado en su caja registradora.
‘’Prefiero ser nada, prefiero no participar en nada antes de traicionar al presidente de la República, con quien he caminado una larga travesía de 26 años’’, se humilló sumiso y cobarde.
Pero no sólo eso sino en el colmo del entreguismo abyecto, aseguró que nunca había querido enfrentar a López Obrador, porque “aunque tiene sus diferencias en cuanto a varios temas, yo lo respeto’’, para rubricar que “nunca lo voy a traicionar”.
De Adán Augusto López, todo mundo supo siempre que sólo fue poner en el escenario un distractor para ocultar, al menos intentarlo sin fructificar, que la carrera sería sólo de tres, cuando es una figura la que está en la pista con la bendición del mesías macuspano.
Así con este indignante evento que demuestra lo que es ejercer el poder presidencial contra propios y extraños, López Obrador allanó el camino para que transitara más cómoda la jefa de Gobierno capitalino, pero resulta que ha encontrado una resistencia hasta ahora no calculada de parte de quien en el pasado, cediera su lugar para que fuera el tabasqueño quien figurara en la candidatura que le correspondía al ex salinista.
Y es el momento en que Marcelo Ebrard se mantiene en línea de rebeldía para tratar de evitar el nuevo atropello obradorista y no sólo pide transparentar la presunta encuesta a realizarse, sino además pelea denodadamente por detener el aparato de Estado que está en marcha desde hace mucho tiempo para hacer creer que todo México es territorio claudista.
Difícil pensar que sea parte del simulacro que Marcelo reclame airadamente a todos los gobernadores de Morena no convertirse en promotores de aspirantes y en caso que así lo decidan, se separen del cargo.
Lance que suena infantil pero que conlleva una carga mediática importante para victimizarse y sacar tajada de ello, en caso que se consuma la farsa de la unción de Claudia por decisión unipersonal del dueño de Morena, quien por igual se siente amo de México y de sus habitantes todos, les guste o no a los satanizados neoliberales, conservadores, aspiracionistas, clase medieros y demás “enemigos” de la transformación que presume enarbolar.
No se vale que quieran jugar con dos cachuchas, reclamó el canciller en el evento donde recibió el doctorado honoris causa del Instituto Nacional de Administración Pública. “No se puede ser mandatario estatal y a la vez promotor. Sí se desea lo segundo se vale, pero los llamo a renunciar”, expuso tajante.
“Se están contraponiendo a lo que marca el propio partido y el propio presidente de la República, tú no puede ser coordinador o coordinadora de una campaña, si tú quieres coordinar una campaña, pues pídete una licencia, está bien, pero hay 15. (La subsecretaria de la cancillería) Martha Delgado me dijo: ‘Yo quiero coordinar tu campaña, no se puede aquí, entonces me voy’. Perfecto, eso sí se vale, lo que no se vale es que quieran las dos cachuchas”, reclamó.
A raíz de eso es López Obrador intentó apaciguar los ánimos que se han calentado y amenazan con una ruptura al interior de Morena, ofreciendo una vez más que será un proceso limpio, transparente y democrático, con el agregado de exigir a los gobernadores no tomar partido a favor de ninguno de los dos contendientes que quedan sobre el tartán.
Pero la duda razonable nos remite a alguien quién miente por sistema, incumple sus promesas y engaña con perversidad calculada a quienes en él creen y si no veamos al México que tendría un sistema de salud mejor que Dinamarca o los pañuelos blancos simbolizando que se había acabado la corrupción cuando en ese fango naufragan y se han atascado sus hijos, familiares cercanos, el secretario de la Defensa Nacional, Segalmex, Pemex, Comisión Federal de Electricidad, Comisión Nacional del Deporte y decenas de instancias más que no soportan el análisis, porque donde le rasquen sale pus.
Aunque no se descarta la posibilidad que en un momento de apremio, López Obrador compañero de viaje del rebelde canciller en eso que ellos llaman “su lucha”, decida por igual sacar los cadáveres del clóset y exhibir a Marcelo Ebrard, sobre todo con el cochinero de la Línea 12 del Metro, ícono de la corrupción donde también tiene mucho por explicar el hoy florero que cobra como dirigente nacional de Morena, Mario Delgado.
Por el espíritu opresor que le caracteriza, el que vive de la mano de lo fastuoso, pero engatusa a sus prófugos del ácido fólico y oportunistas que es la personificación viva de la pobreza franciscana, es capaz de eso y más.
Por todo esto la pregunta es obligada: ¿Quién le cree a López Obrador si lo menos que sabe es cumplir con sus promesas y conducirse con honorabilidad?
¿Tú le crees, Marcelo?… ¡Yo tampoco!
Vale…