Orlando Daniel Hernández
De manera sorpresiva los 17 trabajadores del Hotel Virrey de Mendoza que se mantenían en huelga levantaron el plantón que sostenían desde hace cuatro años en este inmueble, las casas de campaña que los acompañaron durante su travesía fueron desmanteladas para dejar libre la entrada al lugar por el portal Mariano Matamoros y en la avenida Madero.
El hartazgo, enfermedades y la falta de empatía fueron los motivos que orillaron a tomar pese a mantener vivo el movimiento ante la Junta de Conciliación y Arbitraje.
También la determinación fue tomada durante las últimas horas como parte de la voluntad para que se resuelva el conflicto que tuvo como origen de partida la molestia de un grupo de 40 empleados por el reparto de propinas situación avalada por los dueños del Hotel.
Durante el conflicto algunos trabajadores aceptaron la liquidación, pero otros de manera férrea iniciaron un plantón desde marzo 19 del 2019 que fue sostenido con la venta de comida y dulces para el sostenimiento dl movimiento y que de manera férrea se mantuvo a pesar de la presencia del Covid-19, las condiciones climáticas y el recelo de turistas y ciudadanos.
En su momento la empresa se declaró en quiebra y se cerraron las puertas del Hotel de manera indefinida.
Fueron varios los lideres del movimiento, además de representantes legales diversos entre estos Pablo Cortés y Arturo Ismael Herrera, abogado que por años represento el movimiento, pero quien fue dejado fuera de la jugada, no me enteraron.
Otro de los dirigentes sindicales que represento a la base trabajadora fue el cetemista, Juan Carlos Velasco quien gano en su momento el pase de nota de estos sindicalistas y que llevo su caso ante la misma Junta de Conciliación y Arbitraje pero que no fructifico, quedando en manos el movimiento legal de Rafael Alzate.
Lo cierto es que durante el levantamiento del plantón no se presentó ninguna autoridad laboral, notario o directivos del Hotel por lo que el caso seguirá ante la junta.
Lo cierto es que el Hotel que ha sido uno de los más representativos para el turismo nacional y extranjero por su belleza arquitectónica y ubicación en el corazón de la ciudad quedará abierto y como posible botín para los amantes de lo ajeno.
En su interior todo habría quedado intacto en las habitaciones, restaurant y lobby, destacando la presencia de cuadros de décadas de antigüedad que ahora serán un atractivo para la rapiña.