Orlando Daniel Hernández
Juntos, en la fraternidad y la solidaridad, podemos construir la paz, garantizar la justicia y superar los acontecimientos más dolorosos como ha sido la pandemia por el Covid-19, que nos sumió en medio de la noche, desestabilizando nuestra vida ordinaria, trastornando nuestros planes y costumbres, afirmó el arzobispo Carlos Garfías Merlos.
En su mensaje con motivo Año Nuevo, el prelado advirtió que la pandemia perturbó la aparente tranquilidad incluso de las sociedades más privilegiadas, generando desorientación y sufrimiento, y causando la muerte de tantos hermanos y hermanas nuestros.
Junto con las manifestaciones físicas, el Covid provocó un malestar generalizado que caló en los corazones de muchas personas y familias, con secuelas a tener en cuenta, alimentadas por largos períodos de aislamiento y diversas restricciones de la libertad.
La pandemia tocó la fibra sensible del tejido social y económico, sacando a relucir contradicciones y desigualdades, añadió.
Lamentó que el virus, amenazó la seguridad laboral de muchos y agravó la soledad cada vez más extendida en nuestras sociedades, sobre todo la de los más débiles y la de los pobres.
Se puede decir que la mayor lección que nos deja en herencia de la contigencia es la conciencia de que todos nos necesitamos; de que nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo, afirmó.
Por tanto, Grafias Merlo aseveró que es urgente busquemos y promovamos juntos los valores universales que trazan el camino de esta fraternidad humana.
En nuestro acelerado mundo, muy a menudo los problemas generalizados de desequilibrio, injusticia, pobreza y marginación alimentan el malestar y los conflictos, y generan violencia e incluso guerras, precisó.
De esta experiencia ha surgido una conciencia más fuerte que invita a todos, pueblos y naciones, a volver a poner la palabra “juntos” en el centro.
Para vivir mejor después de la emergencia del Covid-19, estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión, promoviendo acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza.