“Amor tras las rejas”

Orlando Daniel Hernández

Su figura es un tanto escuálida, pero fuerte y a pesar de su condena de más de 40 años, por secuestro e intento de homicidio, Gerardo Suárez Flores con 37 años edad admite que ahora más que nunca desea la libertad.

Toma una bocanada de aire y con voz quebrada, relató a Portal Hidalgo: “…fui detenido entre Colima y Michoacán cuando apenas cumpliría 20 años, ni hablar no puedo regresar el tiempo”.

Sin embargo, señaló que el tiempo pasa y está a la mitad de su condena, pero le urge promover un beneficio.

La razón: acaba de ser padre.

Conoció a su pareja en el Centro de Alto Impacto durante los ensayos de una obra de teatro. Ella, recordó, no ha sido sentenciada y la ligan al delito de secuestro, aunque argumentó que solamente prestaba sus servicios a unas personas como cocinera.

El amor fue de inmediato y ya tenemos un hijo, acaba de cumplir en mes y estoy muy contento y lleno de paz, pero a la vez preocupado para poder sacarlo adelante, comentó.

Ahora además de ofrecer clases de acondicionamiento físico, informó que se ha dedicado a la pintura de cuadros en oleo y otras técnicas de donde espera sacar recursos para la manutención de su pequeño.

“Es duro, pienso en que será de él, pero confió en la inocencia de mi mujer y si no pues ahí está mi familia, mi madre, aunque esa es otra historia”, citó.

Con la voz quebrada y con un llanto a flor de piel se trasladó tiempo atrás para comentar: “estar aquí me ha permitido recapacitar en muchos aspectos y no hay un solo día en que no despierte pensando en los problemas que tuviste, porque estás aquí, no hay solo día que no piense como fue que yo puedo llegar a este lugar”.

Pero bueno la vida te da oportunidades, ahora estoy con mi mujer Karen y con mi hijo, además de mis padres y mi familia en general, festinó.

Estoy aprovechando la oportunidad que las autoridades penitenciarias de Michoacán me han dado valor como persona, a pesar de la estigmatización de los que están afuera, como seres humanos estamos siendo atendidos hay muchas actividades que realmente nos permiten la reinserción, reconoció.

No soy mala persona, era joven y falle en su momento, pero no soy ningún asesino, eso sí, aunque no me justifico, lamentó.

Ese día lo recuerdo, fallé, pienso desde ese entonces en que me metí. Cometí el error, pensé en el dinero fácil, deploró.

El joven colimense no pierde la esperanza en poder lograr la libertad con los beneficios en puerta y dice que se vale soñar: “quiero una nueva vida para mí y por puesto para mi hijo y mi pareja”.

Y es que recuerda que también parte de su infancia la vivió tras las rejas en un Centro de Atención en Colima. “La vida no es un cuento de hadas”.

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