Orlando Daniel Hernández
Como cada 12 de diciembre, centenares de personas de esta capital se dan cita para cantar Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe y pagar “mandas” por los favores recibidos.
Los cohetes, artefactos de pólvora que aun cuando cuentan con restricciones, no han dejado de sonar y de estallar en el cielo durante las últimas horas.
Los estruendos forman parte de la cultura mexicana al tributo que desde las colonias de Morelia le ofrecen a la Virgen del Tepeyac.
Las personas llegan a pie, automóvil, bicicletas o autobuses hasta las inmediaciones del templo de San Diego.
Algunos, como es costumbre, pagan “mandas” hincados a lo largo del corredor de Fray Juan de San Miguel dejando su físico y hasta su último aliento para llegar al atrio del templo donde se venera a la Madre de Jesús.
Todo con profundo fervor y fortaleza en la fe.