Orlando Daniel Hernández
En la costa de Michoacán sigue la situación de angustia y de efectos colaterales por el sismo del pasado mes de septiembre. La pobreza y marginación de las personas se ha recrudecido con el temblor.
“¡Nadie ha venido por aquí!”, reclamó don Ezequiel, de oficio pescador, quien con más de 65 años a cuestas, a punta de martillo y con su mejor herramienta que son sus manos, trata de reparar su choza al pie de la playa Boca de Apiza en Coahuayana.
“Estamos pobres y ahora con esto, no sabemos qué va a pasar!, musitó con voz triste, “¡por aquí no viene nadie somos como cinco familias y lo hemos perdido todo!”, acusó en reclamo por la ausencia de autoridades de gobierno para asistirlos pese a la retórica oficial al respecto.
Sin embargo, señaló que a él no le importa volver a empezar de cero, ya que cuenta con sus manos, con las que reparará su vivienda para que los suyos tengan nuevamente su hogar de pie.